En 2004,
cuando comenzaron a acuñarse las monedas conmemorativas de dos euros,
Finlandia, que se había adherido al euro en 1999, emitió una de las monedas de
esta colección más apreciadas por los coleccionistas. El motivo fue la quinta
ampliación de la Unión Europea, la más grande que se había llevado a cabo hasta
ese momento desde la fundación de la Comunidad Económica Europea (CEE) y que, a
2018, sigue siéndolo.
La alegoría
que se utilizó fue la de una rama que, asentada sobre una columna, se ramificaba
en diez brotes, uno por cada nuevo miembro de la Unión. Visto de esta forma, no
hay mucho más que decir sobre el diseño pero me he propuesto dar alguna
información histórica complementaria al respecto.
Si nos fijamos
en la columna, la necesidad del diseño exige que el capitel sea de orden
jónico, pues en él el ábaco se enrolla en volutas y en la moneda se usa la
forma de esas volutas con el fuste de la columna para representar la letra
griega rho (ρ)
que, junto con las letras EU, termina por formar la palabra EURO.
Los órdenes
arquitectónicos clásicos fueron formas de combinar distintos elementos
arquitectónicos previamente definidos para la construcción de edificios
armoniosos. Clásicamente se describen tres órdenes: Dórico, Jónico y Corintio.
El orden jónico surgió en la costa oeste de la península de Anatolia durante el
siglo VI antes de la era común. Para ponernos en contexto hablamos de un siglo
con grandes personajes como Nabucodonosor II rey caldeo de Babilonia,
Anaxímenes de Mileto, filósofo discípulo de Tales de Mileto, Pitágoras de
Samos, matemático y filósofo griego, Sun Tzu, filósofo y militar chino, Buda,
religioso nepalí fundador del Budismo, Jerjes I de Persia, rey vencedor en la
Batalla de las Termópilas, etc. No habían nacido Alejandro Magno, ni Jesús; de
hecho ¡ni siquiera la República romana (predecesora del imperio del mismo
nombre) había sustituido a la monarquía!
Jonia es la región geográfica que dio nombre al orden al que me refiero y, para la época en la que nos encontramos, culturalmente formaba parte de la Hélade. En esta época, historiográficamente llamada “Grecia clásica” no existía unidad territorial, política ni militar en lo que hoy conocemos como “Grecia”, sino más bien un grupo de ciudades-estado (Polis) que, si bien eran gobernadas y defendidas individualmente, tenían un acervo cultural y religioso que permitía la coexistencia (no siempre pacífica) entre todas ellas. Jonia, hoy dividida entre Turquía y Grecia, daba asiento a doce de esas Polis que, como el resto, nunca llegaron a formar una unidad política aunque si coordinaban sus esfuerzos religiosos y político-militares haciendo uso de la Liga Jónica para resistir los embates de sus enemigos (principalmente el Imperio Persa, su enemigo natural). En esa zona se hablaba un dialecto del idioma griego (común a todas las polis) que era el dialecto jónico. Ese dialecto era usado por grandes pensadores como lengua literaria (p.ej.: Heródoto e Hipócrates de Cos lo usaron en sus trabajos de historia y medicina respectivamente).
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Templo de Atenea Niké. Dimboukas, Temple of athena nike 2010, CC BY-SA 3.0 |
Ejemplos del órden
jónico podemos verlos en el Templo de Atenea Niké de Atenas, en el Templo de
Portuno de Roma, en la columna de la Esfinge de Naxos, en el Erecteion de
Atenas, en la fachada de la Iglesia de la Anunciación de Sevilla, en el Altes
Museum de Berlín, en la fachada de la Iglesia de San Vicente de Paúl de París,
en la fachada de la Gliptoteca de Múnich, en la fachada da la Sala de
Conciertos de Berlín, en la fachada del Museo Británico, en las columnas del
Templo de Atenea en Priene y en muchos otros edificios tanto antiguos como
neoclásicos.
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Templo de Portuno Benjamín Núñez González, Templo de Portuno, Roma, 2017 02, CC BY-SA 4.0 |
Volviendo al
diseño de la moneda, los diez brotes de la rama representan cada uno a uno de
los países que se unían ese año a la Unión Europea. Estos países fueron (de
norte a sur): Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Eslovaquia,
Hungría, Eslovenia, Chipre y Malta. A excepción de los dos últimos son países
que estuvieron recientemente bajo influencia soviética aunque posteriormente, y
tras importantes cambios socio-políticos en muchas ocasiones sangrientos,
decidieron vincularse más estrechamente con sus vecinos occidentales.
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Esfinge de Naxos Ricardo André Frantz, 028MAD Sphinx, CC BY-SA 3.0 |
El diseño es
de Pertti Makinen, escultor finlandés que también ha diseñado muchas monedas (entre
ellas la de un euro de ese país) y medallas desde los años 80 del siglo XX. El
director de la casa de la moneda de Finlandia en ese momento era Raimo Makkonen.
Las iniciales de ambos aparecen reflejadas en la moneda.
Desde el punto
de vista del coleccionismo, es una moneda muy deseada puesto que sólo se
acuñaron un millón de ejemplares y es relativamente difícil encontrar una que
no esté circulada, por lo que llegan a venderse en alrededor de 50 euros la
pieza.
Al ser
Finlandia un país con un pasado soviético complicado me parece un bonito gesto
por su parte dar la bienvenida a países que han pasado por situaciones similares con una moneda que los resalte como los nuevos brotes del sueño
europeo y los anime a mantenerse unidos al proyecto común.
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